marzo 08, 2012

Consuelo Velázquez(Ciudad Guzmán, 1916 - Ciudad de México, 2005) Compositora y pianista mexicana, autora entre otros títulos del célebre bolero Verdad amarga yBésame mucho.





Yo tengo que decirte la verdad
aunque me duela el alma
no quiero que despues me juzges mal
por pretender callarla
yo se que es imposible nuestro amor
por que el destino manda
y tu sabras un dia perdonar esta
verdad amarga....

te juro por los dos
que me cuesta la vida
que sangrara la herida por una eternidad
talvez mañana puedas comprender
que siempre fuy sincero
talves por alguien llegues a saber
que todab¡via te quiero

te juro por los dos
que me cuesta la vida
que sangrara la herida por una eternidad
talvez mañana puedas comprender
que siempre fuy sincero
talves por alguien llegues a saber
que todab¡via te quiero

Consuelo Velázquez nació en Ciudad Guzmán, en el estado mexicano de Jalisco, el 21 de agosto de 1916. A los cuatro años, su tío le regaló un pequeño piano del que arrancó con facilidad varias melodías que habían llamado su atención, entre ellas la del himno nacional. Su padre, un soldado con alma de poeta, aceptó que compatibilizara la escuela con el pentagrama y la inscribió en la academia de música Serratos, donde ofreció su primer recital a los seis años. Al comenzar la secundaria, ya sería pianista.


Consuelo Velázquez

La muerte del padre dejó a su madre a cargo de cinco hijas y aceleró la carrera de Consuelo. En pos de su maestro, Ramón Serratos, se trasladó a Ciudad de México, e intensificó sus estudios en el mejor conservatorio del momento, la escuela del palacio de Bellas Artes. Allí se licenció en 1938 como pianista concertista y maestra de música, con un concierto que fue aplaudido por los más reconocidos maestros de la época constituidos en jurado calificador.

Consuelo Velázquez fue invitada poco después a participar en el curso de perfeccionamiento de obras que impartía el famoso pianista Claudio Arrau, quien escribió elogiosos comentarios sobre su talento pianístico. Pero pocos sabían entonces que, desde años atrás, liberaba sus inquietudes componiendo tiernas canciones de amor. Porque le “salió del corazón”, escribió Bésame mucho a los diecinueve años, cuando, según diría después, “era muy formal y ni siquiera había besado a nadie, ni sabía lo que era un beso”.

La naciente emisora de radio XEQ, que habría de ser la más popular de México, la contrató para un programa de música clásica. Consuelo desgranaba media hora de melodías tras ser presentada por el locutor como “un prestigioso músico europeo” de complicado apellido polaco. Enamorado de la bella y joven pianista, el director de programación de la emisora, Mariano Rivera, le permitió ir introduciendo algunas de sus propias canciones, cuya autoría achacaba Consuelo a una amiga imaginaria, porque no estaba bien visto que una concertista cayera en la frivolidad del bolero, que entonces desataba el sentimiento popular entre Cuba y México.

No obstante, las cartas de los oyentes mostraron pronto que preferían escuchar las notas que revelaban las angustias del último beso o los desvelos del amado, que las piezas de Bach, Debussy, Saint-Saëns o Ravel que interpretaba la oculta pianista. Mariano Rivera le pidió entonces, “por una cuestión de derechos de autor”, que le revelara el nombre de la amiga talentosa. La compositora salió a la luz, en momentos en que multiplicaba sus canciones al calor de un enorme aparato de radio que le traía las noticias de la II Guerra Mundial. La estrella del momento, Emilio Tuero, grabó Bésame mucho en el año 1941.

Andy Russell la grabó tres años más tarde, cuando medio planeta se hallaba implicado en la guerra, y la canción se extendió como un himno por las emisoras y las bocas de todo el mundo. En medio de los desastres que provocaba la conflagración, tanto los norteamericanos como los europeos se rindieron enseguida ante las evocaciones pasionales de la que en adelante sería conocida como Consuelito Velázquez.

Compositora de talento

Bésame mucho permaneció tres meses en el primer lugar de las listas de éxitos en Estados Unidos. Su autora se convirtió de repente en una celebridad y pudo instalarse en el Olimpo de los compositores románticos, con sólo veinticinco años y cuando quién sabe si ya Mariano Rivera la había besado. Era la época en que la industria cinematográfica estadounidense se fijaba en mexicanas como María Félix o Dolores del Río para los papeles clásicos de mujer latina, por lo que su compañía discográfica invitó a viajar a Hollywood a la guapa y fotogénica compositora.

En Estados Unidos, su canción sonaba a todas horas y en todas partes. Todos querían verla a lo largo de Sunset Boulevard, y Esther Williams, Rita Hayworth, Orson Welles, Errol Flynn, Clark Gable y otros actores consagrados corrieron a fotografiarse con ella. Acompañada de su madre, Consuelo comió con Walt Disney, que interrumpió un rodaje para hacerle unas pruebas de las que salió airosa. Cuando el contrato ya estaba listo, la pianista le agradeció su atención, pero dijo que prefería volver a México y casarse.

Así se casó a los veintiocho años, tras seis de noviazgo, con Mariano Rivera. Tuvieron dos hijos, Mariano y Sergio. Su antiguo jefe de programación radial era a la sazón uno de los mejores directores artísticos de la industria discográfica mexicana y el promotor de compositores intérpretes como José Alfredo Jiménez, Pérez Prado, Los Tres Diamantes o Benny Moré. Su hijo Sergio recordaría que “en vez de ser el típico mexicano posesivo que no deja que la mujer se desarrolle y a pesar de ser de Sinaloa, es decir, norteño y macho”, su padre “la dejó hacer lo que quiso e incluso la admiró hasta la muerte”. Mariano Rivera falleció en 1977, a los sesenta y dos años de edad.

Mientras Consuelo Velázquez desechaba la opción cinematográfica en sucesivos viajes a Estados Unidos, Japón y España, su canción Bésame mucho sirvió para acompañar diversas películas de la época de oro del cine mexicano, igual que lo haría en el futuro con innumerables filmes, como A toda máquina en 1951 o Moscú no cree en lágrimas, que en 1980 obtuvo el Oscar a la mejor película extranjera.

El grupo germen de los Beatles -The Silver Beatles, con Lennon, McCartney y Harrison- interpretaba unos años antes los primeros versos del bolero en español. También pedirían ser besados como si fuera la última vez, hasta en más de veinte idiomas distintos, cantantes como Frank Sinatra, Ray Conniff, Nat King Cole, Diana Ross, Sara Montiel, Omara Portuondo, João Gilberto o Plácido Domingo.

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