Lucía Pulido es una cantante colombiana con una de las voces más ricas en la escena internacional de América Latina. Con un estilo experimental y sofisticado, ha participado en diversos proyectos, que van desde la música tradicional colombiana a la música jazz y del mundo. Géneros tradicionales como la cumbia y el bullerengue de la costa atlántica, currulaos de la costa del Pacífico, así como joropos de los Llanos Orientales de Colombia son el punto de partida de su creatividad musical. La capacidad vocal de Lucía ha brillado en géneros tales como las canciones pastoriles, cantos de vaquería, lamentos fúnebres (alabaos) y cantos de la cosecha, que dan a la cantante de la libertad para explorar su voz por completo. En Colombia, formó parte del dúo "Iván y Lucía" durante más de diez años con el cantante y compositor Iván Benavides, con el que grabó tres LP es entre 1986-1991. Después, con su llegada a Nueva York en el año 1994, Pulido se ha centrado en dar un enfoque experimental a los ritmos tradicionales.
El último disco editado hasta el momente por Lucía es "Por esos caminos" (2011). Destaca en Lucía Pulido, luego de treinta años de trayectoria, la insistencia por explorar con sutileza y obsesión parte del cancionero popular latinoamericano a través de formatos cercanos al jazz aunque, valga la aclaración, Pulido no es una cantante de jazz, lo que le permite, paradójicamente, darse muchas libertades. Acompañada de un puñado de músicos residentes en Nueva York (familiarizados todos ellos con la escena de vanguardia de la ciudad) y bajo la dirección musical del guitarrista colombiano Sebastián Cruz, Lucía presenta un disco al que no le sobra una sola nota. Desde la apertura con el bullerengue “A pilar arroz” de la cantadora Estefanía Caicedo hasta la desgarrada versión de “Malagueña”, Por esos caminos es uno de esos discos que pueden repetirse una y otra vez sin que el oído se canse.
Aunque hay cierta sensación de nostalgia y de tristeza constante, Pulido nos regala pasajes radiantes como “Ayer pasé por tu casa”, una versión feliz de “El manduco”, otra pieza original de Caicedo o “Señor Pascual”, una retahíla pintoresca de la tradición oral del pacífico colombiano. De todas maneras es un disco que contiene una sensación dramática al punto de que los mejores momentos se encuentran en “Canta la gavana”, “Por qué me pegas” de Etelvina Maldonado y, especialmente, con “El calavero”, versión libre de una de esas canciones memorables del controvertido Edson Velandia. Tímida y de aspecto frágil, Lucía Pulido se ha tomado muy a pecho la celebración de sus treinta años dedicados al canto pues, definitivamente, presenta el disco más hermoso de su carrera. Cierre los ojos, deje correr la música, sumérjase en un sueño extático y piérdase en medio de un rito misterioso que, de verdad, regocija. Allí está esa “Flor de mayo”: luminosa. Hasta se escapan las lágrimas.
Fuente: Luis Daniel Vega, Revista Arcadia
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