Música rioplatense en estado puro. Esta podría ser una buena definición para este segundo disco de la personalísima bandoneonista y cantante Susana Ratcliff. Desde la estética verde y apacible del arte del disco, se aprecia la predisposición a un clima natural, de regocijo, donde la pureza del sonido se combine con las buenas melodías y mejores arreglos que propone Ratcliff.
Esta idea se aprecia desde el mismo comienzo, con la versión de “Tu vida y la mia”, del gran Hugo Fattoruso, a la cual enriquece al dotarla de un sonido artesanal y más campestre. El bandoneón lleva la melodía con arreglos a dos voces, de un candombe excelente. En cambio, el piano abre el juego en “Piedras”, de la propia Ratcliff, en la cual se cambia de orilla rioplatense, con un clima más tanguero. El son dice presente, con el tema que da título al disco, a través de un viaje a Buenos Aires y descubrir sus múltiples caras (las bellas y de las otras). El tema es de los mejores del disco. Combina no solo sus arreglos vocales sino un solo de guitarra delicioso en el medio del tema que es el alma del mismo.
El registro vocal de Ratcliff es el adecuado a los arreglos propuestos a las canciones. Esto se aprecia en “Corazón de luz y sombra” donde la voz de Ratcliff entra en seco, sin el comienzo musical, dejando esta parte más hacia el medio de la canción. La versión del clásico “Contame una historia” es de buena factura. Mantiene la pulsión en el sonido del bandoneón al tiempo que cuenta con un sutil trabajo de bajo. Lo mismo ocurre con “José Antonio”, que respeta al original pero se lo enriquece a través del sonido de bandoneón.
A medida que pasan las canciones, Susana Ratcliff da cuenta de sol en el disco. El de anfitriona y guía musical a través de los diversos ritmos y estilos que conforman el mapa latinoamericano de la música. Como si fuera un abanico que se abre y se extiende, van desfilando diversos ritmos con canciones de real valor. Al respecto, “Donde nunca volverán” es otro de los puntos altos del disco, con una canción que tiene todo lo que tiene que tener, en su exacto lugar: la tensión del tema, una interpretación límpia y sentida asi como arreglos acordes a lo requerido, con el piano y el violín enalteciendo el tema. Algo similar sucede con “La isla”, una canción emotiva y sensible, de esas que le permiten a uno viajar a destinos desconocidos a través de su música. La letra, reflexiva, se entremezcla con una melodía de dulce cadencia.
El disco cuenta con dos temas instrumentales, bien marcados estilísticamente, como “Cardos azules”, más ligado al litoral, mientras que “Sinha” mantiene su raíz en la bossa y con un bello contrapunto entre la trompeta y el bandoneón. En estos temas se aprecia la posibilidad de combinar tanto un atardecer a las orillas de un río como el pulso urbano de la ciudad, pasando por atmósferas de regocijo y tranquilidad.
“Era de bruma y viento” es una milonga excelente, con un comienzo tenso en su clima y limpio y cristalino en el sonido de los instrumentos. Con la breve y excelente, “Milonga para Gardel” se empieza a vislumbrar el final de un disco, cuya última página será “Madrugada del pescador”, que es una vuelta al litoral, con un chamamé de pura cepa, que cuenta con la valiosa participación del grupo vocal “Vos, América”.
Susana Ratcliff cambió de rumbo en este segundo disco, abriéndose más allá del tango, hacia otras latitudes musicales, enriqueciendo no solo a los diferentes géneros que aborda sino a su corta y rica carrera musical. Disfrutable de principio a fin, Ratcliff continúa en una senda de diversos ritmos pero sin perder nunca su propia identidad.
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