Autora del célebre bolero 'Dos gardenias', tema que ya cumple 55 años, Isolina Carrillo fundó uno de los primeros septetos femeninos de la Isla, Las Trovadoras del Cayo. " Hace cincuenta y cinco años que se estrenó uno de los boleros más populares en el mundo de habla hispana. Lo cantaba lo mismo una "china" peruana en medio de sus tareas domésticas, un venezolano conduciendo, un panadero mexicano calentando el horno, que lo escuchaba una linda sevillana en su radio Telefunken, de labios de Antonio Machín, el mulato que lo impuso en España. El bolero es un género de la canción romántica donde se pueden expresar sin restricciones todos los sentimientos del ser humano, tanto del que lo interpreta como de todos los que escuchan".
Isolina Carrillo nacida en la Habana un 9 de diciembre de 1907, fue y es una destacada compositora, música y cantante de música popular cubana, uno de los mitos del bolero en el Caribe, Latinoamérica y en otras regiones del mundo, comenzó a componer boleros a instancias de Amado Trinidad, propietario de la RHC Cadena Azul. Había empezado a trabajar allí en 1937, y años después la conocían como "la negrita de los 600 pesos", un sueldo estupendo en los años cuarenta, que le pagaba "El guajiro de Ranchuelo" para hacer jingles —ella fue la primera en musicalizar cuñas comerciales para el chocolate La Estrella y también para las marcas Camay, Milo, Palmolive, entre tantos otros productos; anuncios radiofónicos que se convirtieron en fuente de trabajo para algunos músicos—. Pero también le pidió que formara artistas, entre las que se encontraron las entonces noveles Celia Cruz y Olga Guillot. Fue esta última quien le cantó su primer bolero, Miedo de ti. Después surgieron Soy tu destino, Yo jamás, Qué mal te portas y Cuando menos lo pienses. Isolina murió en la Habana en 1996 creyendo que tenía composiciones mejores: Increíble, Parte de mi vida, Castillo de ensueños, pero lo que importa en todo esto es lo que trasciende, lo que acepta y canta el pueblo. Había fundado Las Trovadoras del Cayo en 1932, uno de los primeros septetos femeninos, donde tuvo que tocar piano, trompeta, güiro, bongó y hasta el contrabajo; como de costumbre, la mujer trabajó más duro que el hombre. Cantó en el cuarteto del creativo Facundo Rivero; en 1942 formó la primera orquesta típica gigante de danzones para la RHC y posteriormente el Cuarteto de Voces Siboney. También realizó una constante labor como pianista acompañante, incluyendo el programa radial La Corte Suprema del Arte. Y concibió Dos gardenias, quizá su bolero cumbre, que dedicó a su marido, Guillermo Arronte, barítono de la ópera nacional: "Dos gardenias para ti,/ con ellas quiero decir/ te quiero, te adoro, mi vida./ Ponles toda tu atención/ que serán tu corazón y el mío…". El aroma musical de Dos gardenias —registrado en la Sociedad de Autores de Cuba en 1948— se esparció pronto, primero por México en las voces de Pedro Vargas, Toña La Negra, Jorge Negrete, María Luisa Landín y otros, convirtiéndose en algo parecido a un himno nacional. Con ese bolero, Isolina obtuvo el premio Ariel en 1952, por mantenerse en el primer lugar durante dos años consecutivos. Nat King Cole también lo grabó. En Cuba, fue popularizado por Olga Guillot, Elena Burke, Vicentico Valdés y Fernando Álvarez. Más de cien orquestas han grabado este tema en otros lugares del mundo. El resto es historia. Aunque también compuso chachachás, valses peruanos, tangos y guarachas, el bolero fue para Isolina Carrillo lo que para tantos otros autores: un vehículo para establecer condiciones de felicidad o veleidades, paraísos de la seducción, para celebrar las contradicciones amorosas o denunciar situaciones conflictivas. Todo entra en el sistema comunicativo de un metatexto disfrazado con una melodía pegajosa y cadenciosamente rítmica.
letra y musica:Isolina Carrillo
Dos gardenias para ti
Con ellas quiero decir:
Te quiero, te adoro, mi vida
Ponles toda tu atención
Que seran tu corazón y el mio
Dos gardenias para ti
Que tendrán todo el calor de un beso
De esos besos que te dí
Y que jamás te encontrarán
En el calor de otro querer
A tu lado vivirán y se hablarán
Como cuando estás conmigo
Y hasta creerán que se diran:
Te quiero.
Pero si un atardecer
Las gardenias de mi amor se mueren
Es porque han adivinado